La semana de conferencias en Cataluña -Jordi Pujol, Pasqual Maragall, Josep Lluís Carod-Rovira…- concluyó ayer con la charla, mucho más modesta, que pronunció José Domingo. «Casi en familia», como dijo uno de los presentadores del acto, el diputado del grupo mixto habló de la corrupción y de las formas de evitarla ante medio centenar de personas. Entre otras, propuso que el Estado recupere las competencias sobre Urbanismo, que se ha demostrado el área más golosa para los concejales corruptos.
En una conferencia enmarcada en el ciclo que organiza Ágora Socialista -una corriente del PSC muy crítica con el nacionalismo-, Domingo, que abandonó Ciutadans hace unos meses, propuso «remover el oasis catalán, y también el español» con medidas «en serio», y no, dijo, como las que propuso el jueves el presidente del Parlament, Ernest Benach.
Además de que el Estado recupere las competencias de Urbanismo -porque los ayuntamientos tienen en ese ámbito «un poder exagerado»-, Domingo propuso aprobar una ley que obligue a todos los cargos a declarar sus ingresos y a funcionarios a comprobar su corrección, impedir que las administraciones puedan fraccionar contratos para encargar informes sin concurrencia y publicidad, endurecer las penas para los delitos de cohecho y tráfico de influencias, prohibir a las entidades bancarias que condonen las deudas de partidos y lograr «un equilibrio» en la concesión de subvenciones entre las ideológicamente próximas al gobierno de turno y las que no lo están.
El diputado también quiso dejar claro que Cataluña no es diferente a otros territorios en cuanto a la corrupción. En su opinión, hubo un momento clave en el que los ciudadanos dejaron de creer en el oasis catalán: «La política catalana comienza su carrera hacia el descrédito en el momento en que Maragall se achantó con el caso 3%».
En cuanto a la «desafección» de los ciudadanos hacia la política -el concepto que motivó la reprimenda de Benach a los partidos el jueves-, Domingo subrayó que ni siquiera tiene sus causas en la corrupción de los últimos tiempos. «Es que llueve sobre mojado: además de la crisis, los largos debates sobre el Estatut, o ahora con las consultas independentistas, agotan a gran parte de la sociedad», afirmó.
Domingo concluyó su exposición diciendo que en realidad a los políticos -«los que de verdad tienen poder, a mí no me miren»- sólo les preocupa la corrupción porque corren riesgo de perder sus prebendas públicas. «Los políticos están lanzando fuegos de artificio para que nada cambie».