por JOSÉ DOMINGO —
Un grupo de «fanáticos del Barça», así se autodenominan, convocó a acudir al Camp Nou con la estelada con un vídeo en el que se liga al Madrid con el fusilamiento por los franquistas de Sunyol, un dirigente de ERC que fue presidente del Barça.
Coetáneamente, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha editado carteles con el lema «Tots els camps som un clam per la independència» en los que evoca algo «tan moderno» como la caída de Barcelona en la guerra de sucesión de 1714 y jugando con estas cifras solicita que en el minuto 17:14 del partido se grite In-inde-independència.
Estas convocatorias no han sido desautorizadas ni por el Barcelona, ni por la Generalitat, pero tampoco por la Federación Española de Fútbol. En un escenario tomado por el principio de insumisión a las leyes españolas, les debe parecer una bagatela saltarse la Ley del Deporte que prohíbe las proclamas políticas en los estadios.
Inflar las diferencias y tergiversar historias para cargarlas de odio con cuentos de nacionalistas tiene sus peligros. ¿Para cuándo el espíritu del presidente Mandela en el Camp Nou? Él supo utilizar el rugby para sellar la reconciliación entre blancos y negros. ¿Por qué no incidir en la fuerza del mensaje de la unidad?
En los últimos tiempos, culés y merengues han tenido vivencias compartidas en la Selección Española y los nombres de sus jugadores han sido coreados en las calles de España por una multitud de seguidores que participaban emocionalmente de sus triunfos y que no reparaban en sus orígenes.
El nacionalismo catalán lleva tiempo incómodo con estas muestras de cohesión deportiva y trabaja, como en tantos otros campos, por la fractura. No repara en gastos ni en consignas. Recientemente, el Parlamento de Cataluña ha aprobado
una resolución con los votos de todos los partidos secesionistas y la abstención de los socialistas (¡Quo vadis!) para que a las federaciones deportivas catalanas con selecciones reconocidas internacionalmente (korfbal, twirling, dardos, raquetbol…) se les favorezca de forma prioritaria en las subvenciones. La Plataforma Pro Selecciones Deportivas Catalanas, que apadrina un grupo denominado “Esportistes per la independència” está eufórica con la decisión. En una nota oficial ha celebrado que este apoyo económico pueda animar a las federaciones catalanas a romper sus relaciones con las españolas y pedir su ingreso en las respectivas federaciones internacionales.
De conseguirlo, se acabaron los Barcelona-Madrid.
José Domingo es presidente de Impulso Ciudadano.