por José Domingo
Todavía sintiendo el vértigo y la emoción de haber sido testigos y actores de un hito histórico, podemos ya decir, a la vista de los hechos, que la celebración de la Fiesta de España en Barcelona ha sido un éxito indiscutible de participación y un triunfo cívico de la democracia. El discurso disuasorio del miedo, tan intenso en los últimos tiempos, ha fracasado.
Nos sentimos profundamente satisfechos. Los esfuerzos han valido la pena, hemos roto definitivamente no uno, sino decenas de tabúes en la Cataluña del discurso único. Diseñamos un acto abierto a todos los demócratas que entienden España como su Nación y lo hicimos en una plaza emblemática que lleva el nombre de la tierra en la que vivimos y que tanto estimamos. Era, es, imprescindible y necesario que se nos visualice, exteriorizar que lo importante y conveniente es la unión, no la secesión, acallar con la voz de miles de personas las campañas que intentan poner trabas y amedrentar la puesta en la escena democrática de los ciudadanos que se sienten catalanes y españoles. Cataluña es compleja, por lo que quienes pretenden reducirla a los partidarios del proceso o la vía catalana a la independencia, la empobrecen y la limitan democráticamente. Aquí y ahora, miles de catalanes han expresado su compromiso con la defensa intensa de su condición de españoles y demócratas. De los tabúes rotos el último 12 de octubre, el del miedo no es el menor. La calle, en Cataluña, es un espacio ocupado donde, tristemente, mucha gente no se siente libre: el nacionalismo lo ha convertido en un auto de fe, lo ha sacralizado con la parafernalia secesionista y trata de hacer tragar el discurso oficialista a la población en general. Buena prueba de ello, es que la entrada de muchos municipios catalanes está presidida por una bandera independentista, sin que se hayan disparado las alarmas que advierten de los signos totalitarios.
Los españoles de Cataluña queremos ser libres y ayer pusimos una piedra fundamental para conseguirlo. Nuestro particular proceso se fundamenta en construir unas bases para lograr una convivencia mejor entre los propios catalanes y el resto de los españoles. Es hora de recobrar la voz y de celebrar de manera democrática y cívica que estamos aquí, que nuestro país es España y no queremos cambiarlo. No callaremos, vamos a seguir gritando, cada vez con más fuerza, que «Som Catalunya, Somos España».
Presidente de Impulso Ciudadano y Portavoz de Som Cataluña, Somos España
Publicado en La Razón el 13 de octubre de 2013