BORRANDO LA MARCA
Ayer fue un día memorable para Impulso Ciudadano. En el teatral gran salón de la Casa de Madrid de Barcelona, con Florencio García, presidente de la Casa, ejerciendo de afable anfitrión, se celebró la primera de las “Tertulias con Impulso”. Tal y como expuso en su presentación el presidente de la asociación, José Domingo, las Tertulias nacen como respuesta a la necesidad de crear un lugar para el encuentro y el diálogo donde personas relevantes del ámbito intelectual y profesional puedan compartir una velada con los amigos y asociados de Impulso en torno a un tema establecido, relacionado con el ámbito profesional del invitado. Las “Tertulias con Impulso” tienen, desde el primer día, vocación de continuidad, de arraigo, de consolidación como espacio de referencia del debate en libertad, en un tiempo y un lugar con demasiada frecuencia hostil a todo pensamiento sospechoso de no amoldarse al marco del discurso dominante.
La ocasión y la voluntad de sembrar algo nuevo requerían un primer convidado a la altura de las circunstancias. Impulso Ciudadano empezó su nuevo proyecto con buen pie y tuvo desde un principio la excelente disposición del que habría de ser su invitado inaugural, el escritor Lorenzo Silva, ganador del último Premio Planeta con su novela La marca del meridiano. El tema de la cena, las relaciones de los escritores catalanes con los del resto de España.
Tras una glosa por parte de Ricardo Fernández, miembro de la Junta de Impulso Ciudadano y poeta de vocación, de los méritos literarios del autor, Lorenzo Silva entró de lleno en el tema planteado. De acuerdo con el diagnóstico del autor, que vive entre Madrid y Cataluña, entre Getafe y Viladecans, definiéndose a sí mismo como un “madrileño intermitente y foraster en tierras catalanas”, las relaciones literarias entre uno y otro lado del meridiano padecen de una evidente asimetría. Mientras los autores canónicos catalanes, Mendoza, Marsé, Montalbán…, son leídos, seguidos y admirados en toda España, este interés parece no tener la correspondencia debida en sentido inverso en una Cataluña aparentemente indiferente a cualquier estímulo proveniente de lugares más allá de la Franja de Ponent.
Lorenzo Silva, con pareja e hija catalanas y la posibilidad de instalarse definitivamente en Cataluña en el futuro, se mostró en su diagnóstico severo y riguroso, un buen observador, al tiempo externo e interno, bienintencionado y dialogante. Silva estuvo acertado en su definición del provincianismo que corroe la literatura catalana, cada día menos cultura y más cultureta. Fue inflexible en su denuncia de la dejación de responsabilidad por parte del Gobierno de la Nación en la defensa de lo que es patrimonio de todos, sus símbolos y, en especial, la lengua común, que definió como nuestro principal patrimonio y riqueza cultural, pero también económica. Criticó el pesebrismo local y nacional, y lamentó que se insulte tanto, tan gratuitamente y a diario a todo lo que simboliza España. Propuso, para concluir y apelando a su pasado como abogado antes que escritor, que la única solución para salir del pozo negro del discurso del nacionalismo, de su victimismo y su política de amenaza y enfrentamiento, era el diálogo y el pacto. En ese momento, el debate alcanzó alguno de sus momentos de mayor intensidad. Lorenzo Silva defendió una postura más abierta al acuerdo mientras que algunos contertulios alegaron el apetito insaciable del nacionalismo y la imposibilidad de llegar a consensos con él. Las preguntas no se hicieron esperar: ¿Y si es inviable? ¿Y si no hay posibilidad de negociar o pactar? ¿Y si el discurso nacionalista sigue su viaje al abismo a despecho de todo y todos? ¿Y tú que harías si finalmente te instalases en Cataluña? Bueno, contestó el autor, siempre queda la respuesta individual y, en última instancia, la marcha a otro lugar menos hostil. Algún presente añadió que existe una tercera vía que es, lamentablemente, la más común: la cesión, la asimilación, pasar a formar parte del paisaje que te rodea.
Fue, en definitiva un debate a la vez enriquecedor, encendido y, por momentos, cordialmente encontrado. Un debate, en definitiva, como debe ser, a la altura de nuestras expectativas y que dejó a los asistentes con buen sabor de boca y con ganas de repetir.
La velada terminó, entre firmas de libros del autor, con la tradicional foto de grupo y con la entrega a nuestro convidado de una caricatura, como siempre fantástica, de nuestro amigo y miembro de la Junta de Impulso Ciudadano, Juan Alonso.
Lorenzo Silva, bienvenido a Impulso Ciudadano, bienvenido a Cataluña.
Carlos Silva
Vicepresidente de Impulso Ciudadano